La imagen que dió la vuelta al mundo y que valía más que mil palabras.
"No se sabe a ciencia cierta cuántas personas murieron en la noche del 3 al 4 de junio de 1989 en la plaza de Tiananmen, en el corazón de Pekín, a las puertas de la Ciudad Prohibida. El Gobierno chino reconoce 241 muertos, pero se refiere al conjunto de las revueltas estudiantiles que comenzaron a mediados de abril y fueron aplastadas la noche de la masacre por el Ejército Rojo. Y el dato no es creíble para la mayoría de organizaciones de defensa de los derechos humanos. Fuentes de la Cruz Roja en el gigante asiático hablan de 2.600 víctimas mortales y entre 7.000 y 10.000 heridos. Nunca ha habido confirmación oficial de estos números, pero el régimen chino tampoco ha reconocido nunca la magnitud de la represión ni su naturaleza, limitándose a hablar del "incidente del 4 de junio".
Aún hoy para los dirigentes de la República Popular de China sus impulsores no fueron estudiantes o trabajadores en demanda de reformas, sino "contrarrevolucionarios" o simplemente "alborotadores y gamberros". Hace dos semanas, el mismo Ministerio del Interior anunció la puesta en libertad en enero de este año de Liu Zhihua, a quien describió como "el último activista detenido por gamberrismo" en 1989. Los tabúes, pese a la aparente apertura del régimen, siguen vigentes.
Zhihua cumplía cadena perpetua, pero la duda es si se trata realmente del último de los presos. Human Rights Watch cree que más de 100 de los detenidos siguen entre rejas y varias organizaciones no gubernamentales del ámbito chino citadas por Amnistía Internacional (no da los nombres) estiman que al menos la cifra podría ser el doble (200 personas). El hermetismo de Pekín hace imposible confirmar los datos.
La herencia
La revuelta de Tiananmen no fue un único acto, consistió en una serie de movilizaciones sucesivas entre el 15 de abril y el 4 de junio de 1989. Los manifestantes provenían de diferentes grupos, desde intelectuales que creían que el gobierno del Partido Comunista era demasiado represivo y corrupto, a trabajadores de la ciudad que creían que las reformas económicas en China habían ido demasiado lejos. El acontecimiento que inició las protestas fue el fallecimiento de Hu Yaobang, veterano dirigente comunista que apoyó en los 80 las perestroika impulsada en la URSS por Mijaíl Gorbachov, y que fue expulsado del gobierno por Deng Xiaoping en febrero de 1987 por ser demasiado "liberal". Este acto fue visto como una injusticia por determinados círculos que el 15 de abril de 1989, tras su muerte, le convirtieron en mártir e iniciaron la revuelta.
Pero ¿que queda de aquello? Oficialmente en China no se habla de pero en el exterior se aprecian cambios. Dos noticias aparecidas ayer ilustran esta tesis. Por una parte, figuras del aquel movimiento estudiantil exiliadas y reunidas en Hong Kong en el marco de unas jornadas sobre el impacto del movimiento democrático de 1989 y su represión sobre la China actual , mostraban su confianza en el avance de la sociedad civil china y en el futuro democrático del país. "Hace 10 años no se podían hacer huelgas en China, y si se hacían, el castigo era la prisión, eso bajo el régimen del partido comunista. Hoy no necesariamente se va a la cárcel, y también es con el partido comunista, por lo que hay un claro progreso, no todo es blanco o negro", dijo Han Dongfang, integrante de la lista de 21 personas "más buscadas" elaborada por Pekín tras los sucesos de Tiananmen.
Sin embargo ayer el acceso a la red social Twitter y al servicio de correo electrónico Hotmail fue bloqueado durante horas en toda la China continental. El desencadenante, charlas sobre Tiananmen."
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