Ellos nunca lo harían

Hola, queridos amigos, aquí estoy de nuevo compartiendo éste espacio que nos brinda Beth, con todos vosotros.
Ya he finalizado la 1ª mitad de mis vacaciones ¡Como pasa el tiempo!.
Han sido 15 días felices, relajados, haciendo lo que más me gusta: tomar el sol y remodelar la decoración de mi apartamento, en ésta ocasión le tocó el turno a la terraza.

pero, desgraciadamente, un verano más, mi felicidad se ha visto empañada por un hecho frecuente en éstas fechas. Me refiero al abandono de animales domésticos, de compañeros fieles a su suerte.
Morir de hambre, de sed, ser atropellados en cualquier carretera, o en el "mejor" de los casos ir a parar a una perrera, en dónde transcurrido un tiempo, si nadie los reclama o los adopta son sacrificados Dios sabe cómo.

Un verano, tuve la desgracia de presenciar un intento de abandono, fué cerca de mi apartamento.
Estaba paseando por la urbanización, cuando de pronto a pocos metros paró un coche, se abrió la puerta trasera y por ella intentaron deshacerse de un precioso perro labrador.
Yo, me detuve y creo que les debí de mirar de tal forma, que rápidamente subieron al perrito, cerraron la puerta y desaparecieron de mi vista.
Ignoro què pasaría después.
El abandono de animales es un acto cruel e irresponsable.No estamos obligados a tenerlos, si no los queremos.
De una vez por todas, empecemos a madurar, a culturizarnos a querer a nuestros "hermanos pequeños" que no hablan pero sienten y padecen.
Ellos nunca lo harían. He tenido a lo largo de mi vida muchas mascotas y os puedo garantizar, que el título de éste artículo es tan verdad como que el 1o de Enero de 1985, dí a luz a mi hijo.