¿Quien quiere una castaña asada?


Hace semanas que ya han instalado sus puestecillos en algunas calles de Barcelona, pero hasta estos días en que por momentos han bajado las temperaturas y ha soplado un fuerte viento, quizás nos hemos sido conscientes de su presencia. Quizás porque andaban con los fogones "a bajo rendimiento" pues sabían que tendrian pocos clientes. Pero hoy, ya más gente se ha acercado, al reclamo del humo que esparcia ese delicioso olor de castañas recién asadas.

Unos días atrás, en el periódico se hablaba de ellas: de "las castañeras". Un oficio que está en vías de extinción, cada vez quedan menos. No cabe duda de que es un trabajo arduo: pasarse horas y horas dentro de su caseta, asando castañas y boniatos, al tiempo que a pesar del calor que el fogón proporciona, no dejan de esta en cierta forma a la intemperie y lo que ello comporta en pleno invierno
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Pero ¿quien no ha comprado nunca un "cucurucho" (o "paperina") de papel repleto de castañas recien asadas? ¡¡están tan ricas!!, aunque en el intento nos quememos la lengua al querer comerlas rápido.

Me da tristeza pensar que un día, de forma silenciosa, discreta, desaparecerán de nuestro paisaje. Como tantas otras profesiones y oficios modestos, ambulantes, temporales, pero que llenaban nuestra vida de momentos agradables: el churrero, la florista, el vendedor de helados y "chuches", etc, etc.

El andar contrarreloj, inmersos en una sociedad de consumo restringida solo a aquellos que se anuncian tras luces de neón, no está haciendo alejarnos de lo mejor que tiene la vida: las cosas sencillas, pero "con alma".

¿Quien quiere una castaña asada?, pedídmela rápido pues ya me las estoy acabando, jajaja.

1 comentarios:

Gotica dijo...

Donde...! Donde...!