El poder de la verdad

Que tu hija te reclame tras una pesadilla en plena noche y tú acudas junto a su cama y la mezcas y le susurres que no pasa nada y ella se calme y se vuelva a dormir, eso es ser poderoso. Que puedas decirle que no al tipo que te está pidiendo lo que no se debe pedir, eso es el poder. Que un amigo se desmorone cuando un día cualquier le preguntes cómo le va y después de llorar te diga que se siente mejor y que ojalá te lo hubiera contado antes, eso es ser poderoso.

Que tus planes de futuro sean sencillos y eso te haga feliz, eso es tener poder. Que le puedas decir a tu`pareja, después de muchos años, que no habrias hecho nada sin él, pese a todas las zozobras, eso es ser poderoso. Que eches la vista atrás de vez en cuando y no encuentres cadáveres en el camino, producidos por tí, eso es ser poderoso de veras.

A lo mejor algunos creen todavía que el poder es otra cosa, lo que nos explican desde las atalayas, las ambiciones grandiosas, los puestazos de responsabilidad desde los que con un clic se pueden tomar enormes decisiones. Pero es mentira. El poder es sentir que tu baldosa está límpia, que los demás te ven sin demasiadas reticencias, que puedes aguantar la mirada sin bajarla con buena parte del mundo. El poder es no tener que putear a nadie para estar donde estás. Ser poderoso es que ante la pregunta ¿llegado el momento, quién te escondería? tú puedas encontrar, rotundamente, un nombre y una casa. Eso es el poder y todo lo demás son cuentos.

3 comentarios:

Maita dijo...

El poder al que te refieres, en verdad es el poder irte a dormir cada noche sintiéndote bien contigo misma, el saber que tus amigos lo son de verdad y que no serías capaz de hacerles una putada, que le diste un hogar a un gatito abandonado y fué el más feliz del mundo, que has hecho de tu descendencia alguien de provecho... pues sí amiga eso es poder yo también lo tengo así de claro.

Beto dijo...

Pues yo creo que los que aqui convivimos, en estos bloogs, somos una bola de poderosos.

Maita dijo...

No quero pecar de inmodesta, pero Beto tiene toda la razón.